Entre la indignación de la ciudadanía, el Partido Popular desmonta cada día
una pieza del Estado del Bienestar
construido en España. Cada día vende patrimonio público a los intereses
privados, como es el caso de Castilla-La Mancha que acaba de entregar cuatro
hospitales públicos al sector privado.
No les importa esta indignación ni las protestas. No les importa las
manifestaciones ni las huelgas generales. Saben que poseen una mayoría absoluta
en el Congreso que le da carta blanca y la usan para sus intereses: la
derechización de todas las estructuras institucionales, económicas, políticas y
sociales de España.
En una entrevista le pregunté al entonces presidente balear Gabriel
Cañellas su opinión sobre importantes manifestaciones callejeras en contra de
su política urbanística. “Pues mire: me asomo a la ventana y, como compruebo
que en estas manifestaciones no hay nadie de los míos, sigo trabajando”. Este es su modus operandi.
El malestar antipepé es también sólido pero disperso. Deberá coordinarse y,
sobre todo, innovar en fórmulas de contestación y de comunicación para
configurar una mayoría social con más fuerza que la que ellos han formado. No
sería la primera vez que se logra. Sin ir más lejos, en 2004. http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/02/10/actualidad/1328903243_842850.html
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