Más allá del subidón emocional, hay que recordar a ZP que, allà por 2001, decía ante una situación
similar que prefería dar más ejemplo que caña. (Por cierto son falsos los rumores sobre su responsabilidad sobre el naufragio del Costa Concordia).
Con el famoso talante, ZP desalojó del Gobierno, a las primeras de cambio, a un crecidísimo Aznar. La secuencia actual es
muy parecida y necesita de estrategias similares. Contundencia rima más con
inteligencia que con excitación y vocerío. La derecha siempre saca
provecho de lo que ella llama “el guirigay y el griterío”. Hay que convencer, seducir e implicar con
firmeza inteligente.
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