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lunes, 22 de mayo de 2017

5 claves para saber qué pasó, pasa y convendria que pasase en el PSOE

1. Todo es más simple de lo que muchos creen: Sánchez ha captado el pulso real del grueso de la militancia socialista y Susana Díaz, con su estado mayor de generales, no. Es un caso claro de soberbia con exceso de confianza, letal en una sociedad tan líquida como la del siglo XXI.

2. Una buena noticia: ni grandes medios de comunicación, ni conexiones económicas, ni la procesión de antiguos santones pueden conducir y manipular a un colectivo concienciado y luchador, que tiene muy claro lo que quiere. El establishment solo sale vencedor cuando se enfrenta a masas desinformadas y cobardes. Que la socialdemocracia tome nota.

3. Otra obviedad: el proceso de decadencia del PSOE comenzó cuando dio pie a que se acuñase el PPPSOE. En consecuencia, la recuperación llegará cuando la ciudadanía perciba que se han roto las dos primeras Pes y se reinstale en una izquierda útil, moderna, responsable y abierta. Susana no llegó a analizar este mapa y se perdió.

4. Futuro: Si alguien pretende recomenzar de inmediato una operación de acoso y derribo a Sánchez, además de miope está muy equivocado. Ayer, 21-M, fue un punto sin vuelta atrás. Nada ni nadie en el PSOE puede preparar un nuevo golpe contra el secretario general sin contar con el grueso de la militancia. Si aún así lo hace, que se atenga a las consecuencias. El parte médico de las heridas políticas de Susana Díaz lo ilustrará.

5.Conclusión: Es preciso que la reserva activa del partido pase a la jubilación política definitiva. Que se guarden odios personales operísticos en el desván; que todo el mundo se suba a la ola y aproveche el impulso creado por las primarias del PSOE para rescatar la decencia y los valores cívicos que el Gobierno del PP ha secuestrado.

viernes, 19 de mayo de 2017

Listos para la remontada

Conste que lo de “quien se mueva no sale en la foto” de Alfonso Guerra me gustaba. Era indispensable consolidar una democracia incipiente y amenazada con partidos fuertes y bien organizados. Pero ahora, cuando se lo explicas a un joven no comprende la gracia ni sabe quién es Guerra. 40 años nos separan.

Rodolfo Llopis, tras vivir la guerra civil, guardó durante 30 años la bandera del PSOE en el exilio. Y en 1974, cuando cuando ya regresaba a España ondeando el estandarte, se lo birlan en Suresnes un grupo de jóvenes andaluces y vascos porque ese secretario general representaba el pasado y carecía de conexión emocional con la sociedad española que debía estrenar democracia. Lógico. Actuaron con inteligencia y pusieron al frente a un abogadillo llamado Felipe González que se convertiría en el presidente de la auténtica transformación de España, de las cavernas a la modernidad.

Hoy estamos exactamente en la misma situación, solo que 43 años después. Quienes arrebataron la bandera a Llopis se niegan a cederla a una nueva generación del siglo XXI, con referencias más modernas, más cerca del pulso de los militantes, a quienes les importa un pepino salir o no en la foto. 

Si este domingo gana Susana Díaz, la bandera seguirá en manos de la División Viejuna (más allá de la edad) y el PSOE, como sus colegas franceses y holandeses, se encogerá hasta la insignificancia.  Patxi López no ganará porque ha querido ser árbitro sin darse cuenta de que los árbitros no ganan partidos sino que, en todo caso, si son malos los hacen ganar a los demás. Si gana Pedro Sánchez aparecerá una oportunidad para dejar el pasado en el Cuadro de Honor Socialista y trabajar con nuevos modos, nuevas caras, nuevos lenguajes, nuevas sensibilidades y nuevas políticas sobre frontispicio de los valores republicanos: libertad, igualdad y fraternidad, un postulado tan sencillo y complejo.


Iñaki Gabilondo bajó ayer durante un minuto la guardia impuesta por el general Prisa y dijo que la militancia del PSOE ha dado muestras de una implicación y una vitalidad envidiables. Es probable que Sánchez sea el próximo secretario general, pero la mejor noticia es que habrá ganado la militancia. Entonces será el momento de emprender la remontada. No será la primera.