Mañana domingo 19 iré a la mani contra la reforma laboral. (12h, Plaça d’Espanya,
en Palma). Nunca he sido mucho de las manifestaciones porque, a excepción de
las históricas, no creo en su efectividad. Basta con ponerse al otro lado.
¿Hicieron daño al Gobierno del PSOE las grande manis de la derecha contra las leyes de la
interrupción del embarazo o del matrimonio gay, orquestadas por la Iglesia y
los colectivos de la carcundia? En absoluto, incluso reforzaron al ejecutivo.
Al PP ahora ya le basta con organizar una manifestación cada cuatro años.
En Baleares desfilan 214.000 personas. El itinerario es casa-urna-casa. Es de una efectividad brutal. Quizás deberíamos aprender.
La izquierda debe innovar y encontrar fórmulas de protesta más allá de las
del siglo pasado. Debe ponerse al día en el manual de acciones. Si hace 50
años, se organizó la gran resistencia a la dictadura... ahora también es
posible plantar cara a la nueva-vieja derecha que, a escala planetaria, dice que "se
acabó esa insensatez del Estado de Bienestar”.
Pero mientras inventamos nuevas fórmulas de presión acordes con el siglo XXI, mañana
domingo yo y los míos iremos a la mani.
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