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domingo, 11 de noviembre de 2012

El suicidio, como mínima medida de presión

Retiran el cuerpo de Amaya, la ex concejal
socialista que se suicidó en Barakaldo, en el
momento del deshaucio de su casa
Lo mínimo para que te tomen en cuenta es el suicidio; por debajo ni cuentas. Depresiones de caballo de familias enteras porque todos han perdido el empleo;  miles de personas que se alimentan cada día por 3 euros en Ikea, ancianos que ven menguar hasta límites indignos su pensión por copagos sanitarios, fritura de impuestos y alzas meteóricas del recibo de la luz; enfermos coronarios que esperan meses la visita del especialista,  jóvenes sin chispa de futuro en el túnel oscuro de su vida... Todo eso no cuenta. Les da igual. Si no es suicidio, el Gobierno del PP no se mueve y sigue con su vejatoria política de proteger a los bancos por encima de personas.

Es más, sólo cuentas si eres un suicida que sales en la primera página de los papeles. En 2011 hubo en España  4.500 casos de suicidio, mil más que el año anterior.  Vivimos un aumento brutal de suicidios ignorados en un clima de empobrecimiento desatado y sufrimiento. ¿Hay alguien que se atreva a desmentir la relación de lo uno con lo otro? Aquí hay más víctimas de las políticas del PP de las que creemos.

Por si sirve para algo, me permito transcribir el artículo 47 de la Constitución española que, por cierto, ya la podemos abandonar en el trastero, al menos en sus aspectos sociales.

"Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación".

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