Acabo de ver
“La dama de hierro”, un biopic de
Margaret Thatcher. Más allá de las bondades de la película y de su interprete,
Meryl Streep, aparece el diáfano recordatorio de la política neoliberal,
aderezada con el populismo más primario: “Las subvenciones atontan, el hambre
despierta el ingenio, que produce riqueza. Así pues... a espabilarse todo el
mundo!”.
Usando como
arma la simpleza de este razonamiento se
han cometido, y se están cometiendo todavía hoy, las mayores injusticias y
desigualdades. Amparándose en este discurso de tendero de hace un siglo, la
gran derecha desmonta los logros del Estado del bienestar creado en Europa después
de la II Guerra Mundial y que han supuesto el período de mayores avances
sociales de la historia.
La
alternativa de esta gran derecha es sencilla: la ley de la selva. Volver
allí donde ya sabemos que pasa con el grande y con el chico.
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