El
propietario de varios comercios de ropa en el centro de Palma me cuenta que su
padre, que montó el negocio, advertía que cuando bajan las ventas la peor
solución es apagar unas cuantas bombillas del escaparate para ahorrar gastos.
Esa actitud conduce al cierre definitivo. Por el contrario, defendía que
para salir del bache hay que incentivar las ventas con más luces y la
exposición de más género.
Y del
pequeño al grande. En una reciente reunión de Exceltur – agrupación de
empresarios turísticos – el capo de un grupo mallorquín de hoteles defendió
públicamente que, cuando a su empresa no le salen los números, el primer
objetivo no son los despidos ni el ahorro en promoción sino aumentar los
ingresos y a ello dedican sus mejores y mayores esfuerzos.
Comerciante y
hotelero podrían recorrer gobiernos e instituciones públicas y explicar a sus
gestores las claves del buen negocio.
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