Vuelven los niños de Dickens

La imagen del niño con hambre ha pasado de la literatura a la realidad.
Ayer mismo eran clase media y hoy solo hacen una comida al día.

Me encuentro a una compañera profesora de instituto cargada con una bolsa de supermercado. Contiene zumos de fruta y paquetes de galletas. Hay niños en su clase que vienen sin desayuno y eso ella no lo tolera. No son de familias desestructuradas ni de progenitores drogadictos sino de un padre en paro, con el subsidio vencido, y una madre que limpia casas por horas. Después de pagar facturas, solo queda para una comida al día.

Se están haciendo gestiones en Palma para que algunos comedores de colegio sirvan comidas durante el verano a niños necesitados. Al parecer el asunto no iría más allá de los 10.000 euros. Pero el PP del Gobierno balear y del Ayuntamiento de Palma se niega porque dice que solo es una demagógica alarma social de la oposición. Los niños, según el PP balear, no tienen hambre sino que son víctimas de los maestros y profesores dogmáticos que amenazan con suspenderles si no comulgan con sus ideas. ¡Bravo!

Creíamos que el niño con hambre era una imagen fijada en las novelas de Dickens. Pero ya está aquí, camuflado entre los demás, pero sintiendo en sus carnes el estigma de la pobreza. En la Mallorca del desenfreno, ya hay niños con hambre que ayer mismo eran clase media. Y, el PP, encarándose con la oposición.