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| Las borracheras de diversión y abuso de poder traen malas consecuencias |
“Si la ley no me lo permite, cambio la ley”. Este ha sido el axioma de los dictadores autoconvencidos de sus poderes divinos y visualiza una de las fórmulas más crueles de corrupción, la que está amparada por la legislación. El presidente balear Bauzá y el alcalde Isern juegan en esos barros.
El edificio donde Bauzà posee un piso, probablemente en una de las zonas más caras no ya de Palma sino de España, contravenía normas urbanísticas a raíz de una sentencia del Tribunal Supremo. Ayer, el ayuntamiento de Palma (PP), cambió las normas y Bauzá ha dejado de tener problemas en su millonaria propiedad.
Creíamos que la corrupción era algo nocturno, oculto, clandestino y vergonzoso. El PP ha inventado la versión “a la luz del día”. Ya no solo se trata de no ser honrado sino que les importa un pimiento no parecerlo.
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