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lunes, 14 de enero de 2013

Política solo para ricos

La ingenuidad de la gallina por creerse al zorro
le costará la vida

Que gente de riñón caliente como Abel Matutes o Dolores de Cospedal digan que los diputados cobran demasiado y que eso no se puede permitir me produce un pánico solo superado por el alcalde de Palma, Mateo Isern, cuando, Rolex de oro en mano y llaves de su Jaguar en el bolsillo, asegura que hay que renovar los accesos a la política. Me recuerdan a la mayoría de tertulianos que hablan de la crisis económica cuando ninguno de ellos debe estar por debajo de los 70.000 euros anuales de ingresos.
 
Desde hace 20.000 años, cuando una desgracia se cierne sobre un colectivo, el ser humano, incapaz de autocrítica, busca un culpable a quien endosarle responsabilidad, sacrificarlo y, así, aplacar la ira de los dioses. Antiguamente llegó a ser un chivo - el expiatorio - hoy felizmente substituido por los políticos, culpables de todos los males que acechan a la desorientada y temerosa ciudadanía.
 
La fina pituitaria social de la derecha ha entendido eso como nadie y echa a los leones – es decir, a la calle – solo a una clase de políticos: a los diputados que no gozan de confortables inversiones, ni capitales productivos ni patrimonio. La derecha quiere toda la política para ella en exclusiva. Y, además, aspira a reducir los siempre molestos Parlamentos democráticos a la mínima expresión. Ronronean con la ensoñación de situaciones absolutistas. Lo grave es que algunas gentes de izquierda, con buena intención pero con peligrosa ingenuidad, les sigan el juego.

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