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jueves, 13 de septiembre de 2012

La alegría económica anestesia la consciencia de la Infanta Cristina


La infanta Cristina dice que no era consciente de los
millones de dudoso origen que entraban en la sociedad
que compartía al 50% con su marido. La alegría económica
anestesia el rigor contable y hasta la conciencia.


Las últimas revelaciones publicadas sobre el caso Undargarín en el EL PAIS deberían dar una vuelta de tuerca hacia la imputación de la infanta Cristina. El caso desborda por todas partes. Si la hija del Rey se salva, deberían cambiar el código penal para eximir de responsabilidades a quienes “no son conscientes” de las fechorías y estafas que generan sus propias empresas y de las que obtienen suculentos ingresos. El salero popular de la Pantoja – “yo, como la infanta, tampoco era consciente…” – habrá creado jurisprudencia.

Alguien decía que el retrato de cada uno corresponde exactamente a cómo reaccionamos
en una situación límite en la que no sabemos qué hacer.  Ya sabemos como son en la familia real: dispuestos a utilizar privilegios hasta el final.

Quiero recordar que Undargarín trató de evitar, por todos los medios a su alcance, que un juez investigara sus cuentas. Al 99,99% de los ciudadanos nos importa un bledo que nos las investiguen. Los del 0,01 por ciento que lo temen ya sabrán el porqué. Los demás también lo sabemos.

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