No puedo dar crédito. La
foto de ese señor mandamás de Bankia, de imposible nombre vasco, se convierte
en definitivo icono de los tiempos de Gobierno del PP, que serán recordados por generaciones. La propia foto da pavor: es un siniestro
oficiante de misa negra que prepara una pócima mortal con la que someterá al
mundo sus caprichos. De momento ya ha sometido a 6 millones de parados y a
otros tantos millones de familias con muchas dificultades y ninguna esperanza
de futuro. Ha sometido a toda una generación de jóvenes a quienes ha robado su
inversión en conocimiento para llevársela a su banco. Ha sometido a jubilados
de pocos recursos y muchas privaciones...
La tétrica imagen se
convierte en calamidad pública cuando se adjunta el mensaje del demoníaco
oficiante: “Las ayudas que nos da el Gobierno es capital, no hay que devolver
nada”. Ya he perdido la cuenta de los millones que los españoles tendremos que ofrecer
en sacrificio a Bankia por una causa que todos ignoramos. Lo que sí es
seguro, es que Rato y todos los capitotes del PP en Caja Madrid y bancos afines se embolsarán de indemnizaciones de varios
millones de euros por barba. "Si esto es crisis, que dure mucho", pensarán.
Si con esto no arde Troya
es que ya no arde con nada. A santiguarse y a someterse, tanto los que votaron
PP como los que no.
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