Es patético que Bauzá argumente
desesperadamente que todo lo que destroza, desde hospitales a derechos de los
trabajadores, es a causa de la deuda heredada.
Quizás convenga tener a
mano un dato. La deuda generada por el Govern Antich fue en torno a un 10% superior a la que generó el Gobierno Matas. Pero con un par de agravantes: Matas coincidió con tiempos de bonanza
económica y de fuertes ingresos a Hacienda. Gastó la deuda en maquetas de
Opera, Metros carísimos, Velódromos que triplican el presupuesto, autopistas descomunales
que, como en Eivissa, se inundan... Y, además, ha acabado condenado por la justicia.
El Gobierno Antich pone
en marcha su gobierno cuando prácticamente estalla la crisis mundial, caen en
picado los ingresos de Hacienda y es preciso hacer inversiones públicas porque
la actividad privada está bajo mínimos. La deuda se gasta en decenas de nuevas
escuelas e institutos, nuevos centros de salud, hospitales, centros de día y
residencias para mayores. Acaba la legislatura reduciendo el paro y aumentando el crecimiento económico.
Luego viene Bauza, y
después Rajoy, pavoneándose de que lo arreglarán todo en un plisplás y resulta
que a los pocos meses se ahogan en sus propias mentiras y que su
(des)gobierno va grogui, con una sierra mecánica en la mano, recortando por
donde tropieza sin mirar. ¿Qué se creían que era gobernar en tiempos de crisis?
Un conocido mío, muy
flamenco, refiriéndose a Bauzá le espetó: “Manolete: si no sabes torear... ¿pa’ qué
te metes?"
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