Hay algo en la sentencia
de Matas que no acabo de entender. Se le impone una indemnización de 13.000
euros en compensación de lo defraudado. La realidad es que dio 450.000 euros a
Alemany para que montara una agencia de noticias fantasma cuyo único cliente
era... el Govern y que servía al periodista para alimentar su página web
particular. Además, mediante concurso amañado, le proporcionó, de 2.004 a
2.007, 200.000 euros para... ¡escribir discursos! que en total no superaron la veintena.
¿Y todo eso solo cuesta 13.000 euros?
La justicia ha obrado y
eso es bueno. Pero el ejercicio del valor de la justicia entre las personas
requiere que, si uno roba, se le castiga y debe devolver lo robado, que en este
caso es equivalente a mil salarios
mínimos.
Si no devuelve hasta el
último euro que salió de las arcas del Govern, algo habrá fallado.
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