Por más que en él me haya criado profesionalmente, el mundo de la
comunicación nunca dejará de sorprenderme.
Hace diez años, la ecotasa balear encendía los medios. El PP de Aznar y
gran parte de los grandes hoteleros formaron el equipo de los pirómanos.
Imposible encontrar un periódico de aquellos tiempos que no hablara del
impuesto balear, ni un informativo de radio ni de TV. Se hablaba de la ecotasa
a diario en Baleares, en España y en gran parte de Europa.
Los posicionamientos eran épicos. Primaba el “solo la podrán aplicar sobre
mi cadáver”. La coral de los falsos lamentos lo inundaba todo. El turismo del
mundo se arruinaría...
Diez años después, Catalunya, con el beneplácito del PP, decide aplicar la
ecotasa en una cuantía superior a la balear. La noticia pasa desapercibida. No
sale en las tertulias ni en editoriales. No se oye ni un rasgamiento de
vestiduras. No se hunde el turismo...
De haber aplicado esa tasa entonces, ya habría 500 millones invertidos en
mejora del medioambiente y de los entornos turísticos de nuestras islas. Quizas
el proyecto de Playa de Palma estaría en pleno rendimiento... Las ucronías políticas me provocan melancolía y frustración.
Está visto que los incendios artificiales hacen mucho más daño que los
reales.
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