Si a eso unimos que el paro ya va camino de los seis
millones y que gobernantes como Bauzá se limitan a contemplar, brazos cruzados, como
se hincha la herida... Por no hablar de los enfermos de cáncer que,
después de varios meses de quimio, ven como se les anula la operación porque clausuran
una planta del hospital. El quirófano cierra pero su cáncer sigue, claro.
Hitler logró apoyo electoral y aumentó las simpatías de
los alemanes cuando comprobaron que con su política bajaba el paro y aumentaba
el bienestar... Lo puedo llegar a entender pero no es ese el caso del PP de
Rajoy.
Nos hundimos en tiempos raros y mucho más perversos de lo
que creíamos. Y desde luego, eso no se arregla con un par de manifas. Necesitaremos
de nuevo reacciones épicas y heroicas. La lucha, como el deseo, nunca se agota.
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