Vistas de página en total

viernes, 15 de noviembre de 2013

Primarias abiertas y daños colaterales


Las primarias abiertas y los daños colaterales son dos inventos de los norteamericanos en los campos de la política y de la guerra, suponiendo que haya alguna diferencia entre ellos. Ambos están de moda y se mezclan. Con el deterioro de la política es preciso todo tipo de acercamiento a la ciudadanía,  aunque supongo que todo el mundo sabe que el candidato del PSOE lo podrá elegir el PP. Al menos, si yo fuera el PP así lo haría porque tendría muchos más militantes y mayor capacidad de movilización.

Ante un mundo imperfecto, eso es un daño colateral asumible si lo que se persigue es un objetivo superior. Ocurrió a los marines en la guerra de Irak: liberaron al país de un dictador aunque un misil erróneamente dirigido acabó en una escuela y mató a un centenar de niños.

Aunque me uno a la loa general del sistema de primarias abiertas, reconozco que conlleva pequeños efectos indeseados: la opinión pública española es de lo más cachonda. Exige más debate en el seno de los partidos y cuando se produce deja de votarlos porque es un girigay. Ejemplos sobran.  Por no hablar de los candidatos. Usted tiene, pongamos, dos buenos candidatos para dos cargos importantes. Al día siguiente de las primarias, solo tiene uno. Su “force de frappe” frente al enemigo, reducida automáticamente al 50%.


Sin embargo, el sistema tiene a favor que recuperaremos los buenos viejos hábitos que nunca debimos perder: organizar decenas de viajes en coche al colegio electoral con amigos, vecinos, abuelos y compañeros del club de petanca. 

Más allá de anécdotas, la opción de primarias abiertas está estratégicamente legitimada debajo del paraguas “no podemos seguir así, algo habrá que hacer”. Ahí, por suerte, cabe todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.