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jueves, 12 de septiembre de 2013

Lo siento, no se me ocurre nada que emprender...


Te obligan a inventar o, al menos, a reinventar
¿Qué ocurre con quienes no somos emprendedores de éxito, con la gente corriente? Tanta propaganda oficial nos ha reducido a la condición de apestados sociales, lumpen a quienes hay que apartar del camino del futuro. Es más, nos han carcomido tanto la moral que estamos convencidos de que carecemos de las habilidades más primarias para salir adelante en la vida. Conformarse en trabajar para terceros se ha convertido en un estigma destructor del amor propio.

Lo peor es que, además de emprendedor, se exige que lo seas de éxito (económico, por supuesto) que es algo así como que te requieran que te toque la lotería. No debe haber mucha diferencia estadística entre lo uno y lo otro.


Me pregunto qué pasará con los funcionarios, los docentes, los historiadores del arte, los fontaneros, los artistas.... la gente que ha aprendido su oficio y que lo desarrolla de manera eficaz y honesta en una empresa...  y que no se les ocurre la idea del siglo que los catapultará a la fama y a la riqueza... ¿Ya no sirven?

Temo que con los emprendedores se está hinchando una nueva burbuja que ya empieza a explotar. De momento, sólo tres de cada diez emprendedurías resisten el primer año y sus autores regresan al punto de partida. Pero con más deudas, claro. 

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