La revolución del famoso mes de mayo francés de 1968
engendró una nueva versión de la libertad del ser humano. Quizás por eso la
derecha permaneció en el poder durante los siguientes trece años. En 1981
Mitterrand inventó una palabra: “siniestrosis”, de la que dijo era la hidra
de siete cabezas de Francia y que las cortaría de una en una. Con eso le bastó para ganar de calle la presidencia.
El maestro Manuel Vicent hablaba en EL PAIS del prestigio
de España, que está por los suelos: la Botella, Bárcenas, la independencia
catalana, la monarquía, la crisis, el paro, Rajoy... un siniestro cóctel de
desprestigio capaz de sumir a cualquier país en la depresión colectiva.
Pero el problema real es que la ciudadanía ignora su
poder para zafarse de la siniestrosis. Recuerda al gran elefante del circo que
está sujeto por una simple cadena atada con una estaca clavada en el suelo. Da la
impresión que con un simple estirón de su robusta pata se liberaría. Ocurre que fue
atado de pequeño y, por mucho que tiró, no pudo liberarse. Se hizo mayor y fuerte pero jamás
lo intentó de nuevo, se conformó. Quizás vaya siendo hora... El abuelo Siset se lo dijo a Lluís Llach hace casi medio
siglo.
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