El precio del trabajo - y el propio trabajador - en caída libre |
Los signos están aquí.
Dos ejemplos ocurridos a miles de kilómetros de distancia pero perfectamente conectados.
1. La fábrica de “Huesitos”
(estas populares chocolatinas) con más de 150 años de historia en Ateca
(Zaragoza), con más de 100 empleados, cierra puertas y traslada su producción a
Polonia. Funcionó mientras era una empresa familiar. Luego la compró la
multinacional Cadbury y después el gigante Kraft, que ha dado el cerrojazo.
Todos los trabajadores despedidos.
2. Quinientos trabajadores
muertos en el derrumbe de una fábrica textil en Bangladesh, donde producían
para las grandes marcas de moda occidentales. Cobraban 38 euros al mes, lo que
valen unos vaqueros en rebajas, y las condiciones de trabajo eran de clara
explotación cercana a la esclavitud
Decenas de grandes
ejecutivos cobran millonadas para encontrar los trabajadores con los salarios
más bajos del mundo, hoy por hoy en Bangladesh. Solo tienen una consigna:
lograr producir lo mismo por menos dinero y, en consecuencia, mayores
beneficios. La miseria, la indignidad y hasta la muerte de trabajadores les
importa un pimiento.
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