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jueves, 30 de mayo de 2013

La madre de todas las tragedias


La vida de los jóvenes en paro y sin formación se está
volviendo imposible

En el drama del paro se acentúa la fuga de jóvenes bien preparados obligados a emigrar para construir su dignidad laboral. Aún así, gozan de un horizonte lejano y arriesgado pero con esperanza. Otros no lo tienen y jamás lo tendrán.

Son los jóvenes parados víctimas del boom de la construcción y derivados. Colgaron los estudios por un salario y emprendieron una vida autónoma. Hoy, al final de le veintena y con el subsidio de desempleo agotado, malviven en la casa familiar, con la moral por los suelos, incapaces para regresar al sistema educativo y sin atisbo de salida del túnel.

Se habla anónimamente de ellos como el “segmento de la población sin ningún tipo de formación que jamás volverá a encontrar un empleo” y apenas superan los 30 años. Es la peor tragedia de España porque si los jóvenes emigrantes forzosos se cuentan por miles; los abatidos y sin ningún futuro, por cientos de miles.

Ajena al drama, me pregunto si la ministra de Trabajo, que tan orgullosa  está de la “movilidad exterior de los jóvenes”, lo está igualmente de la “parálisis interior”. Supongo que también. Como ella misma, sus hijos pueden cobrar toda la vida del PP.

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