Cambiemos el calor por el
ruido y tendremos situaciones cercanas al crimen en muchas ciudades españolas,
entre ellas Palma. La vida cotidiana está duramente golpeada por el ruido en
una sociedad sin educación cívica ni respeto por el vecino. Ante esta situación,
el Ayuntamiento de Palma acaba de sacar una ordenanza mucho más permisiva con
los decibelios permitidos.
Para colmo, los munícipes
apelan a un curioso axioma: “hay que
hacer compatible la actividad económica con el descanso de los ciudadanos”.
Mañana propondrán compatibilizar las actividades al aire libre con la
contaminación atmosférica”.
La buena noticia es que
aumentan las sanciones por los ruidos de noche. Eso supondrá la ruina del Ayuntamiento,
autor de la mayor parte de la estridencia nocturna con sus camiones de recogida
de basura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.