Hago más caso a mi amigo
epidemiólogo Antonio Pareja cuando cuenta un chiste que a 20 millones de Anas
Mato cuando disertan doctamente sobre algo que ignoran como son los contagios
por ébola. Dice Pareja que no vaya a ser que el PP convierta una alerta
sanitaria en una alerta social, tal como hizo con los casos de las vacas locas,
la meningitis C o la gripe aviar.
No sé por qué asociación
neuronal, pero cada vez que alguien de este gobierno sale en la pantalla para
tranquilizar al personal por algún tipo de peligro que se cierne sobre la
población me acuerdo del entonces ministro Rajoy cuando, en situación similar, dijo que las fugas de combustible del “Prestige” hundido eran simples “hilillos como de plastilina”. El trabajo manual de párvulos se convirtió la mayor catástrofe
ecológica de España.
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