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lunes, 6 de octubre de 2014

El vicio de la democracia

Uno de los vicios más nefastos de la falsa democracia es justificar iniciativas injustificables con el argumento de que “tenemos una mayoría absoluta y, por tanto, el apoyo de la mayoría de los ciudadanos”. 

Cuando esos falsos demócratas se sienten apurados, cuando la razón ya no les da más de sí, cuando tienen el agua al cuello, sacan la carta del voto de la mayoría de los ciudadanos, como si las mayorías absolutas ampararan las tonterías absolutas. Es más: ni siquiera la aceptación popular es sinónimo de bondad. La pena de muerte podría tener mayoría en muchos referéndums y ello no avalaría su solvencia. La telebasura produce los programas más vistos y rentables pero a nadie se le ocurre decir que son los mejores, ni siquiera sus propios promotores.

Es preciso regar con más frecuencia la planta de la democracia porque algunas de sus hojas se están secando.

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