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jueves, 9 de octubre de 2014

5 sorprendentes pifias en el caso del ébola 5

Foto de Daido Moriyama
Las impactantes escenas televisadas de la repatriación de los sacerdotes infectados de ébola me hicieron creer que se actuaba con tecnología punta: cámaras acorazadas, trajes de astronauta, complejos protocolos de seguridad…  Desde ayer mismo mi gozo está en el fondo del pozo porque resulta que:

1. La ministra de Sanidad, vestida de duelo, monta un patético drama ante las cámaras que sugiere de todo menos seguridad.

2. Una auxiliar de enfermería – el eslabón más bajo de la cadena hospitalaria – se saca el traje en un cuartucho sin monitorización alguna, se roza la cara con el guante y ya está infectada.

3. El médico que la atendió en urgencias estuvo 16 horas en solitario con ella. Nadie le confirmó la infección por ébola… ¡Se enteró por la radio! Las mangas de su traje protector le venían cortas. Ha ingresado voluntariamente en el hospital Carlos III por temor a estar infectado.

4. El lumbrera responsable de la sanidad de Madrid arremete contra la auxiliar de enfermería – insisto, la ocupación más humilde del escalafón - a quien culpa de todo y la trata de mentirosa (Ver entrada anterior en este blog). Solo le faltó decir que llevaba una sospechosa foto de Pedro Sánchez en la cartera.

5. Numerosos especialistas coinciden en que fue un error transportar a España a los dos infectados en Liberia y Sierra Leona. Apenas sobrevivieron unos días. Cruel paradoja: dos curas infectados por tratar de salvar a enfermos de ébola en África pueden ser ahora los causantes de la enfermedad en Europa.

El sugerente efecto mariposa siempre tiene un origen y una responsabilidad. Y en este caso, por encima de la auxiliar de clínica hay media docena de implicados gordos que escurren el bulto.


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