La Segunda Transición, el
viejo sueño de Aznar, se está cumpliendo. Su planteamiento es sencillo: después
de la Dictadura, la derecha, acomplejada, no puede dejar su impronta en la transición democrática y la construcción del nuevo Estado democrático:
la Constitución, el Estado del Bienestar, los derechos de las personas... todo
tiene un claro tinte progresista. Más de
treinta años después, la derecha considera que es su hora y que, al amparo de
la crisis económica, está dispuesta a proceder a la demolición de todo lo
conseguido y a implantar su modelo neoliberal: reseteo total.
Esperanza Aguirre ya pide
el “vaciado” de las autonomías, le seguirá el fortalecimiento de los delegados
del Gobierno y las provincias, el estado confesional, la privatización de todo lo
público, especialmente sanidad y educación y la adoración al becerro de oro neoliberal.
La crisis es la excusa
formal que les sirve de coartada para su último fin. El modelo es el sueño de
Aznar: empezar de nuevo desde la muerte de Franco y construir una España como
Dios manda, la España eterna.
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