Foto de André Kertész (1931) |
Las
encuestas de 2015 están a punto de convertirse en la primera preocupación de
los ciudadanos, entre otras cosas porque reflejan la incontrolable paranoia política
de una gran franja del electorado. Da la impresión de que el fenómeno de las
encuestas se ha invertido: en lugar de indicar qué votará el ciudadano, ahora
indican al ciudadano qué ha de votar. Provocan un seguidismo que engorda partidos
aunque con la secuencia de algunas dietas: engorda, adelgaza, engorda, adelgaza…
Sin
petulancia, pero todavía no ha nacido el sociólogo que sepa explicar porqué, en
poco más de tres semanas, Ciudadanos pasa del 7 al 20% sin que Albert Rivera haya movido un dedo; su desnudo es de hace 11 años.
En cualquier
caso, la foto-finish parece definida con un gran logro democrático: el bipartidismo será sustituido por el tetrapartidismo; en lugar de un partido
gobernarán cuatro o cinco. Renzi mataría por una estabilidad política a la
española y, como es natural, aquí deseamos la implantación del “pentapartito”
italiano. Y es que somos tan listos...
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