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jueves, 21 de mayo de 2015

Duro golpe al emperador


Está empíricamente demostrado que la televisión es una chivata: revela las emociones que la persona televisada siente y que, a menudo, trata de camuflar. Anoche pudimos comprobar el talante de Bauzá, que a los diez minutos de debate ya deambulaba grogui por el ring. De su rostro emanaba debilidad y resentimiento; no daba crédito a lo que ocurría en el plató: Francina Armengol le cantaba las cuarenta, lo arrinconaba con argumentos y se proponía como una nueva presidenta para un cambio en Balears.

El origen del mal de Bauzá ha sido la resaca de la noche electoral de los 35 diputados, muy mal metabolizada. Pensó, sin la menor sombra de duda, que la victoria se debía exclusivamente a su talento. Se autodeclaró emperador  y se echó a gobernar con su cetro autoritario. Cuatro años después y con todo a favor, anoche daba vueltas, noqueado, sobre el plató de su propia agencia de imagen: IB3.

Francina estuvo incisiva, suelta y sonriente, un coctel mortífero para los oponentes. Sin embargo, los debates políticos, como las elecciones, no se suelen ganar o perder en el momento que se producen sino en los comportamientos de los cuatro años anteriores. La socialista ganó, sobre todo, por su bagaje. Bauzá perdió por lo mismo.

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