Por supuesto no hago caso de las listas de políticos implicados en el truculento asunto de la
Playa de Palma que ya circulan por Internet. Me niego a difundirlo a pesar de
que, electoralmente, son muy suculentas. El retrato de un hombre público en la
barra de un bar con una prostituta y una
copa – ambas gratis total - no es nada edificante y las sospechas sin
fundamento son un crimen.
No obstante, me llega una
información peor que todo eso: la de un supuesto pacto para no hacer público
los nombres de los implicados hasta después de las elecciones, para no influir en el comportamiento de los votantes. Tal barbaridad
seria denunciable, no sé si jurídicamente pero seguro que sí en el ámbito de la
ética y la responsabilidad social. Es preciso que los votantes sepan quienes
son los corruptos y que voten en consecuencia.
No me hago ninguna
ilusión sobre la influencia electoral de la revelación de los nombres en este caso. Berlusconi,
el rey del bunga-bunga, fue elegido tres veces primer ministro. Tras ser
absuelto en el último juicio por incitación a la prostitución hizo la promesa
electoral de mayor éxito: bunga-bunga para todos. Apostaría que no estamos muy
lejos de Italia. Recuerdo algunos ejemplos...
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