En 1984, Pujol ya confundía la honorabilidad de Catalunya con la suya. |
Pujol inventó lo de mimetizarse con Catalunya. En el proceso
contra la quiebra de Banca Catalana, de la que era directivo, lanzó a los
cuatro vientos que no era un proceso contra su persona sino Catalunya. Y Catalunya se lo creyó; ignoraba que el país se convertía en escudo humano de su presidente. Hoy,
treinta años después, el nacionalismo catalán vivirá uno de los momentos más
negros de su historia con la declaración parlamentaria del expresidente sobre el
oscuro asunto de su dinero negro en Andorra.
Convergència prepara el acontecimiento con algodones, tratándolo
con un cariño impropio de una fuerza política que afronta un caso de corrupción
continuada.
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