La falta de justicia ahoga a la sociedad Foto: Issei Suda |
1. Para que nos
creamos que la justicia es el último baluarte defensivo de la democracia es
preciso que cumpla tres premisas: imparcialidad, gratuidad y rapidez. Ninguna
de ellas las cumple de forma generalizada en la actualidad. Dos jueces han sido
suspendidos en sus funciones, ambos investigaban al PP y a sus allegados. La
justicia gratuita ha pasado a ser un recuerdo del pasado después que la Ley
Gallardón la apisonara. El socialista Xico Tarrés, antiguo alcalde y presidente
del Consell de Eivissa, ha visto como se archivaba su caso... después de siete
años del calvario de su imputación.
2. Jamás ha habido tanta
injusticia como en la utilización malévola de la acusación a un político inocente. La
derecha corrupta lo domina a la perfección; cuando se ve pillada y acusada
monta un escándalo mediático/jurídico con el que siempre consigue que se impute
a alguien de la izquierda. El ejemplo de
Xico Tarrés y otros cargos de Ibiza es de libro ¿Quién le restaña hoy la herida
de siete años de falsas acusaciones?
3. En los debates
sobre el Reglamento del Parlament de les Illes Balears, un diputado de buena fe propuso la obligación de dimisión para los diputados
imputados por la Justicia. Otro diputado, también de buena fe pero más
inteligente, respondió que, con la ayuda de un periódico amigo que provocara
alarma social, era capaz de hacer dimitir a medio Parlament. Mientras esos – y otros - casos sucedan, que
nadie me hable de que la justicia es justa.
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