Cristina, el nuevo modelo de defensa

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Foto de Seymour Sheer, de 1967

1. No entiendo de jurisprudencias, pero si alguna vez me para la guardia civil por exceso de velocidad tendré a punto mi defensa: “Mire agente, no me puede multar porque no he mirado el marcador de velocidad, por tanto, ignoraba absolutamente que iba por encima de la permitida. Además, confiaba ciegamente en mi copiloto para este tipo de contingencias y no me ha comunicado la menor alarma”. Después del modelo de defensa de la infanta Cristina ante el juez Castro, nadie podrá decirme que no es una buena excusa.

2. Ya se sabe, mejor pasar por tonto que por culpable: una persona culta y preparada, que trabaja en un banco desde hace más de una década no sabe nada ni se interesa por los tejemanejes en la administración de empresas y cuentas bancarias (en las que ella también figura) que practica su marido, un ex jugador de balonmano que trae a casa dinero a espuertas sin que nadie de la familia se pregunte nada.

3. En todo caso, está claro dónde se posará el mochuelo: sobre la cabeza de Undargarín, un personaje ya hundido sobre el que se apoyará la Infanta para respirar aire de la superficie y no ahogarse. Todo demasiado banal. No creo que la próxima Nochebuena el Rey se atreva a hablar sobre  la igualdad de todos ante le ley a menos que lo haga en el programa cómicofestivo que se emite tras el mensaje real.