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lunes, 29 de julio de 2013

Nada es lo que parece: relato de mi error

Escudado bajo el manto del calor veraniego, que todo lo disculpa, el pasado 4 de julio colgué una entrada en el blog con un comentario patético-romántico pata negra. Era un pie a la famosa foto del beso en Times Square, de Eisenstaed, entre un marinero entusiasmado y una entregada enfermera que celebran con pasión el final de la guerra de los EEUU con Japón el 14 de agosto de 1945.
Hace mucho tiempo, mis maestros en periodismo me enseñaron que nada es lo que parece, pero por lo visto los años no perdonan y abonan fatalmente la credulidad. Ayer, entro en la web de Le Monde y descubro un reportaje sobre la foto en cuestión que me  ahoga en las arenas movedizas de la vergüenza. A mi favor solo puedo insistir en que los 38 grados de finales de julio provocan el goteo de mis ya castigadas meninges.
Paso algunos puntos de la información de Le Monde, que a su vez cita el trabajo de Lawrence Verria y George Galdorisi titulado The Kissing Sailor y editado en inglés por  el Naval Institute.
De entrada la foto del beso es espontánea (no como la del no menos famoso “Baiser de l’Hotel de Ville” del maestro Robert Doisneau, en la que hubo puesta en escena). Los dos personajes que se besan han sido identificados: Greta Zimmer y George Mendonsa. Pero descubro que nada, o casi nada, es lo que parece. Greta no es  una heroica enfermera de guerra sino una anodina asistente de un dentista, que en 1945 usaban también uniformes blancos. Cuando en la sala de espera oye a sus pacientes hablar del fin de la guerra, decide comprobarlo por ella misma en Times Square, donde sobre la fachada del edificio del semanario Life se proyectan las últimas noticias. Efectivamente, un letrero luminoso anuncia “V-J DAY” (día de la victoria sobre Japón).
El marinero Mendonsa estaba en el cine con su novia y la sesión se interrumpe para dar cuenta de la noticia. Tan contento se pone que lo celebra de bar en bar, zumbándose un whiski tras otro; la novia, con sus altos talones, apenas lo puede seguir. El testimonio del fotógrafo es el siguiente: “En Times Square percibo que un marinero viene con rumbo puesto en mi dirección. Va besando a todas las chicas que encuentra, sean jóvenes o viejas. Veo que a mi lado hay una enfermera y la enfoco. No me equivoco, llega el marino, la atrapa y se inclina con ella para besarla.”
Greta no conocía al marinero borracho. Su gesto no es de abandono sino de parálisis por pánico. De hecho, en una de las cuatro fotos de la escena, ella aprieta el puño con con  tensión. En una entrevista, la falsa enfermera dijo: “El marino era muy fuerte y me tenía muy apretada. No supe qué pensar de aquel beso, pero le aseguro no era romántico en absoluto”.
Cuando aparece el libro The Kissing Sailor, varios autores y colectivos feministas ven en la foto una agresión sexual: un marinero bruto y borracho acosa a una chica que no quería ser besada. Se arma en internet una violenta polémica. Del romántico beso de los héroes victoriosos se pasa al escándalo por abuso sexual.
El tiempo no ha conseguido que los protagonistas del famoso beso mejoraran las relaciones. Por lo visto se limitan a mandarse una felicitación navideña. En 1980 la revista Life quiso repetir la foto 35 años después. Ella se negó en redondo. Ni siquiera preguntó si el marinero habría bebido antes.
La nómina de las fotos falseadas es inmensa. Desde el cormorán cubierto de petróleo crudo en la guerra del Golfo, hasta la joven rubia con una bandera anarquista en la plaza de la Bastilla de París, en una manifestación de mayo de 1968. Imagino que, redes mediante, el número de falsedades se habrá multiplicado exponencialmente.
Mis maestros, los del “nada es lo que parece”, se han visto desbordados y vencidos sin piedad por los listos del “no dejes que la verdad te fastidie un buen reportaje”. En el siglo XXI ya nadie resiste la sencilla y atractiva magia de la mentira.
Lo siento, nunca debí alinearme con los vencedores en mi entrada del 4 de julio en este blog. Con eso del verano, bajas un segundo la guardia y... ¡zas!... te la dan directo al hígado. Ellos están en todas partes y no hacen vacaciones...

http://www.lemonde.fr/culture/article/2013/07/23/un-baiser-peut-en-cacher-un-autre_3452417_3246.html




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