Dicen los británicos que “nadie es un héroe para su mayordomo”. Y añaden: “porque le lava sus calzoncillos”. La visión de cerca no facilita la admiración.
Por mucho Elvis que sea, cuando le quitas los oropeles, la cazadora blanca de remaches con el cuello levantado y el cañón de luz dirigido al tupé... se queda en nada. Bueno, como un cualquiera…
Algún día se hará justicia a los gayumbos, que hicieron maravillas en el combate contra la desigualdad entre los hombres.
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