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viernes, 5 de julio de 2013

Si no hay dos, no hay beso


El beso público ilumina toda la geografía a su alrededor. La  creación de la luz viene provocada por una chispa entre dos personas apasionadas que se comunican en silencio, paradójicamente a través de la cavidad oral.

La luminiscencia irradiada viene del choque entre dos energías. Si no hay dos, no hay beso. Su propia existencia radica en ser compartido.

Una señora mayor se levanta del banco con movimientos reumáticos, alguien más allá lee un periódico, quizás una novela… son acciones intransitivas, sin complemento directo, oscuras y borrosas. Solo el beso de dos seres conectados alumbra la naturaleza.  

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