Dudo entre dos diagnósticos, uno optimista y otro pesimista.
1. Vivimos el malestar de una lenta pero profunda transformación social y política que, a pesar de sus balbuceos y confusiones iniciales, alumbrará nuevos e inéditos caminos de progreso y de avances en la calidad democrática.
2. La crisis
económica ha encanallado al grueso de la sociedad que, como una manada de búfalos ciegos en
estampida, embiste a todo lo que se mueve, comenzando por las instituciones
políticas, que probablemente necesitan reformas, pero jamás su derribo. Las
aves de rapiña preparan el festín.
La tentación es creer que ambos diagnósticos se acaban encontrando. Pero no hay evidencia alguna. Al contrario, tenemos una referencia histórica para cada uno de ellos: la Revolución francesa y el ascenso del
nazismo en Europa. Y no se parecen en nada.
Formulen sus apuestas...
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