Si no hay un poso de valores sociales distintivos,
la mayoría de identidades se parecen: están en
el mismo meridiano aunque en polos opuestos
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El Día de la Hispanidad
les da a las radios por preguntar al personal si se siente español y otras sandeces
similares. Por puro mimetismo me hago la misma pregunta y me respondo: “No
tengo ni idea”. ¿Y entonces qué me siento? Ignoro el topónimo pero conozco el
contenido. Enumero los trazos esenciales:
Un país donde la
ciudadanía cuenta más que los bancos.
Un país donde el electorado castiga la
corrupción de forma inequívoca: partido corrupto, cero votos.
Un país donde los grandes
empresarios que dicen que crean riqueza no se les sorprende con decenas de
trabajadores ocultos sin asegurar.
Un país donde, desde una
visión cultural universal, se promociona la cultura propia y se respeta la de
los inmigrantes.
Un país fiscalmente
solidario, donde nadie oculta lo que tiene y quien tiene mucho paga mucho.
Un país con sólidos
servicios públicos (educación, sanidad, servicios sociales), que son el
patrimonio de quienes no tienen patrimonio.
Un país donde una red
social facilita que el que cae se pueda volver a levantar.
Un país de instituciones
fuertes pero transparentes y cercanas, donde los gestores gastan el dinero
público con la misma responsabilidad y conciencia que el de su cuenta corriente.
Un país en el que se
impulsa la creatividad, la innovación y el talento de los jóvenes.
Un país donde las
diferencias de ingresos máximas son de 1 a 4
Un país donde todo el mundo
sube por la misma escalera social: quien se esfuerza más sube más alto, pero no hay ascensores ocultos para privilegiados.
Un país de personas participativas, responsables, cooperadoras entre sí y con otros países necesitados.
Cuaquier país que me garantice
este marco, será mi país y me sentiré de ese país. La identidad por la
identidad, realmente no me interesa demasiado. Para eso me basta con ser del Barça.
Me apunto a esta nacionalidad!!!
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