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jueves, 9 de julio de 2015

¿Necesitas un durísimo electro-shock de realidad? Prueba con los Gallagher...

Como aprieta el calor veraniego – entre otras cosas – hay que ventilar este blog que a partir de ahora mismo, plancha, pliega y guarda el análisis político en el arcón para cuando haga más frío o se considere conveniente.
De entrada, esta página se ilustrará con comentarios de series televisivas que, hoy por hoy, es el fenómeno de entretenimiento con más poder de convocatoria y que, con frecuencia, saja con un fino bisturí lo que ocurre en las vidas de los habitantes del planeta Tierra.

Se inaugura la temporada con “Shameless” , que viene a ser algo así como “Sinvergüenzas”.  

Una comedia/drama de Showtime que presenta a los Gallagher, una familia de los barrios humildes de Chicago, con un padre al que le importan un bledo sus seis hijos y cuyo interés esencial es vivir de subsidios y chutarse con lo que sea, incluida la gasolina o el Calisay. En tal dulce hogar se practica un cruel egoísmo que, a menudo, debería avisar al espectador de la emisión de imágenes de gran impacto.

En cada episodio los Gallagher se hunden en las arenas movedizas de la carencia más absoluta y la disfuncionalidad. Los desastres se suceden sin cesar en una montaña rusa en aplicación del principio: “desastre llama a desastre”.  Los seis hijos, entre 20 y 2 años, basan su existencia en evitar las putadas que se ensañan con quienes la vida ha suspendido por haber nacido en el lugar equivocado. Viven al puñetero día… ¡Qué digo!... ¡Al puto minuto! Y se defienden como un  nido de serpientes cascabel ante el ataque exterior.

Componen un fresco de lo que es la vida en el siglo XXI y donde el lenguaje guarro alterna con escenas sublimes de humanidad protagonizadas por esos nuevos parias de la Tierra.  Los seis jóvenes gestionan el amor con la misma diligencia que exprimen su mísera economía. Cuando llegan las facturas de la luz, toda la camada contribuye sacando de sus bolsillos billetes arrugados pillados aquí y allá.

La serie engancha porque propone un escenario de una dureza muy poco habitual en tiempos de paz; viven una vida dura durísima que ocuparía el primer lugar en la escala de la dureza, detrás del diamante, el corindón y el topacio. La careta de entrada es ya toda una propuesta.

Jurassic Parc demostró que la vida se abre camino en las condiciones más adversas, pero los Gallagher se la abren a machetazo limpio, con la garantía de que, con tanta agitación siempre se suele cortar la cabeza de alguien. Eso sí, sin querer.

A resaltar la gran interpretación de William Macy como papá Callagher y de Joan Cusack como una vecina, ama de casa depresivo-compulsiva, en descarnada lucha contra la soledad, una batalla en la que todo vale.

Shameless es el gran cuadro de la desigualdad expuesto a corazón abierto. Vista la serie concluimos que quienes hablamos de desigualdad en las Redes, no tenemos ni idea de lo que hablamos.

Altamente recomendable.

Una vida chunga para siempre



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