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viernes, 24 de julio de 2015

"Fortitude": misteriosas amenazas a 40º bajo cero (y el frío es lo de menos)



Las formas más tópicas del relato asocian los ambientes opresivos y angustiantes a la oscuridad y al calor. La serie “Fortitude”, lo hace con la refulgente luz ozónica del Ártico y las inmensas llanuras  níveas a 40 grados bajo cero. Este escenario insólito crea un potente clima de ansiedad y constante amenaza de algo desconocido.

Fortitud es una isla imaginada en el círculo polar ártico poblada por 800 personas a cual más zumbada – no es de extrañar – y 6.000 osos polares, descuideros de profesión, que se los zampan al menor tropiezo. Los pobres padecen un hambre voraz porque el constante deshielo por el calentamiento del planeta ha hecho desaparecer las focas, menú favorito de los plantígrados del frío.

En el primer capítulo un taxista dice a un recién llegado: “La nieve, los témpanos, la ventisca, los paisajes helados…. Pero no se confunda amigo; no es Navidad”. En efecto, en los 12 capítulos de la serie inglesa si una cosa aprendemos es que el hielo conserva tesoros pero también horrores: para no cometer spolier me limitaré a apuntar a un niño paranoico de 10 años que descuartiza a su profesor. Y eso es lo menos impactante…

El permanente paisaje helado provoca sombras y resentimientos al tiempo que despierta fuerzas oscuras que atacarán a los trastornados habitantes de Fortitude. Como contrapartida, la estética ártica ofrece unos paisajes de tanta belleza que despiertan más inquietud que placer. Por no hablar de los primeros planos de la mancha de rojo sangre sobre la blancura inmaculada de la nieve, que configuran el icono estético de la serie.

La trama es sencilla – va de toxinas - y se complementa con un pseudo alegato ecologista. La banda sonora es, por sí sola, inquietante y turbadora: destila el pavor melódico del plano del cuchillo en la mano asesina segundos antes de retirar la cortina de la ducha en la que se asea, ausente al peligro, Janet Leight.

“Fortitude” se deja ver. Son 12 episodios insólitos, de baja temperatura pero con acaloramientos. Todos bajo un turbador cielo blanco. Recomendable.

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