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lunes, 5 de mayo de 2014

La derecha ya no se siente intimidada

Foto de Robert Capa, 1938
1. Escribo esta entrada unos días después para comentar más desapasionadamente. El pasado jueves, 1 de mayo, fiesta del trabajo, fue un día soleado en una Palma radiante. El centro de la ciudad estaba atestado de paseantes y turistas, las terrazas llenas y en el Parc de la Mar la llamada Feria de la Cerveza atraía a un gran público. A la manifestación tradicional convocada por los sindicatos acudieron, según la prensa, unas 2.000 personas; como testigo presencial creo que fueron algunas menos… En cualquier caso, la reivindicación de los trabajadores pasaba poco menos que ignorada en un ambiente urbano y cosmopolita de día de fiesta al sol.
2. Sólo con que hubiera acudido a la mani un representante de cada familia en la que todos están en el paro y no tienen ingresos habría habido un mínimo de 52.000 personas. No hablemos si se hubieran añadido las personas en paro de larga duración, las que viven en el umbral de la pobreza, o trabajadores explotados con horarios de esclavo y sueldos de miseria en negro. Es evidente que, a la hora de mobilizar, los sindicatos deben ponerse al día. Este tipo de manis ya no van a ninguna parte.
3. Los distintos gobiernos del PP deben estar encantados: para controlar la reivindicación bastó con una docena de aburridos policías que, ante el clima de paz reinante, miraban la hora para irse a casa. La historia pasada y la reciente indican que el poder político y económico de la derecha solo reacciona ante la intimidación de la clase trabajadora. Es evidente que ya no da miedo. Ignoro si ha llegado a la claudicación definitiva, aunque no me extrañaría. Quizás convendría recordar que muchos sindicalistas del mundo entero dieron su vida para intimidar al poder y defender a la clase trabajadora. 

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