La imagen de arriba está entre la media docena de más poder icónico del último siglo. Acaba de cumplir ochenta años. Contiene todos los elementos mágicos de la emoción: el ser humano, por encima de todas las cosas, dominando el mundo con su tecnología imparable. Pero, justamente, quienes producen a diario el milagro son trabajadores que almuerzan con su bocadillo a varios cientos de metros de altura, sin otro apoyo que una estrecha viga. El 99,9999 % de la población sería incapaz de hacerlo. No vale la pena hablar de las condiciones laborales de aquellos tiempos. Algunas informaciones señalan que ninguno de los obreros pudo ver acabado el edificio del Rockefeller Center en el que trabajaban.
Obviamente, la foto no se hizo sola. Es factura de Charly Ebbets, un tipo tan arriesgado como sus fotografiados pero que sale mucho menos en las publicaciones. Fue un ejemplar clásico de los años de entreguerras en los Estados Unidos, donde todo era posible: fue piloto de carreras, cazador, actor, periodista. En la celebración del aniversario merece que se le haga un hueco. No salió en la foto. Pero la hizo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.