Los períodos de
dificultades han sido, históricamente, un buen caldo para cultivar
revoluciones. Cuando lo que entonces se llamaba “pueblo” se sentía rebasado por
la injusticia, se rebelaba y marchaba a Versalles con palos y guadañas para armar la
marimorena. Los poderosos conocían esta circunstancia y por ello tomaban
cuantas medidas coercitivas y represivas estaban en su mano.
La situación no es muy
distinta ahora, salvo que los poderosos lo son mucho más. Antes se lanzaba la caballería contra las barricadas del pueblo
rebelde. Ahora es más simple. Para la represión preventiva de las
reivindicaciones, el miedo es la mejor anestesia. Nos han metido el miedo en el
cuerpo, miedo a perder lo poco que tenemos, incluída la esperanza.
La caballería de hoy son
los medios de comunicación. Todos se prestan, unos a sueldo y otros por mero
seguidismo. La doble página de “El Pais” - tu también Bruto - bajo el titulo “Mis ahorros tienen
miedo al corralito” es la inesperada guinda de la campaña para amedrentar a lo
que antes se llamaba “pueblo”. Y lo han conseguido. Ya somos carne de recorte
asustada y pasiva.
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