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domingo, 5 de junio de 2016

La pinza del ruido contra el PSOE

 La campaña electoral  se ha perfilado en su aspecto más determinante: la pinza del ruido contra el PSOE, configurada por dos grandes maestros en la materia; PP y Podemos, cada uno en su estilo. El tiempo se rebobina hasta mediados de los 90, cuando Julio Anguita y Aznar congeniaban como viejos colegas para desalojar a los socialistas del poder. La insólita paradoja es que este tipo de pinza se elabora contra el partido de Gobierno pero jamás contra un partido en la oposición, de ahí que la maniobra encubra intereses cuyos patrocinadores jamás revelarán pero no pueden esconder.

Es evidente que al PP le interesa medirse contra un partido radical, con comunistas de hoz y martillo, rastas y coletas, activistas callejeros de lengua suelta y antiguos amigos del chavismo venezolano. Y no es menos cierto que Podemos sale muy bien parado cuando se refleja ante la carcundia de derechas, la corrupción organizada, el inmovilismo, negocios privados y la política de grandes dividendos  de bancos.

El peor enemigo de ambos es un partido de izquierda moderada, con sólida experiencia de Gobierno, con un nutrido haber de logros sociales de calado y dirigido por un líder, de la hornada más contemporánea, que antepone razones a gritos y la concordia ante la ira: el PSOE de Pedro Sánchez. Les quita electorado por el centro y por la izquierda tranquila, que es la franja donde se encuentra el grueso ideológico de los españoles. Por eso hay que quitarlo de en medio, que en el siglo XXI significa silenciarlo a base de ruido ensordecedor.

Desde los potentes altavoces del Gobierno de España y desde las no menos ruidosas redes sociales, PP y Podemos se distribuyen los palos con los que dar fuerte sobre la espalda del PSOE. Vemos de todo: desde manipulación de las iniciativas del Gobierno hasta una película/documental sobre Podemos a modo de panegírico. En democracia nadie se ha atrevido a tal cosa. Para encontrar una referencia en España habría que remontarse a 1964 cuando se estrenó “Franco, ese hombre”, dirigido por Sáenz de Heredia – director de cámara del dictador – con guion supervisado por Manuel Fraga.  Cosas del populismo y el culto a la personalidad.

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