Hay imágenes que no necesitan pie. La de Matas presentándose
a la Comisión Parlamentaria de Son Espases con un turbante de tintes
orientalistas a lo rey de Siam no necesita ni una sola palabra. Me he permitido
no leer ni interesarme por lo que dijo, lo cual ha sido de una facilidad
pasmosa porque dijo que no quería decir nada.
En todo caso, un 10 para los efectos – o quizás defectos –
especiales de Matas. Con esta sorprendente actuación se sitúa en la franja
alta de los grandes cómicos políticos, solo a la altura de Ruiz Mateos, el gran
empresario inventor de la burbuja económica, que apareció vestido de Superman y
le dio un cachete al ministro de Hacienda por expropiarlo. Lo cual, como es
lógico, no fue óbice para que lograra un escaño de europarlementario; hay un
buen segmento de votantes que les gusta la jarana política. Y hoy más que
nunca.
Es probable que Matas, en su soledad carcelaria, haya
decidido tomar ejemplo de Ruiz Mateos para su estrategia de regreso a la
política. La exhibición del turbante – muy turbante – ha sido un buen comienzo,
hay que reconocerlo.
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