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martes, 29 de julio de 2014

Pujol, Messi y Catalunya



Rafel Casanova, resulta herido junto al pendón. Pronto se recuperaria...



1. Una de las constantes del mito catalán es la mímesis entre líderes y país. La nació catalana, si no tiene cara con nariz y ojos, no logra la condición de realidad social. El héroe del 11 de setiembre de 1714, Rafel Casanova, con estatua floreada en el centro de Barcelona, era un abogado sediento de fortuna, partidario de los Austrias frente a los Borbones, que después de que la ciudad fuera sometida con miles de víctimas, se las arregló para conseguir la libertad con el Nuevo Régimen y seguir ejerciendo como   abogado de minuta abultada. El resto de los defensores de la ciudad apenas sobrevivieron. (Muy buen retrato en la novela “Victus”, de Albert Sánchez Piñol).
2. Doscientos años después, nadie sabe distinguir entre Pujol y Catalunya. El antiguo gerente de Banca Catalana, que perdió 20 veces su capital, supo mimetizarse con el país como nadie: ese fue su éxito para acceder a los altares del nacionalismo. Pero hoy, mientras escribo esta entrada, la Generalitat procede al derribo del mito, arrancándole galones con deshonor al tiempo que trata de cubrir los muebles del nacionalismo catalán para que no se manchen con las salpicaduras de la corrupción.
3. La derecha tiene esas cosas: aunque se disfrace de nacionalista, no puede evitar la codicía y la voracidad por el dinero porque, como la picadura para el alacrán, está en su esencia. El afer Pujol es muy grave pero sería soportable para la conciencia colectiva catalana si no coincidiera con la noticia de que Messi – el Barça - deberá sentarse en el banquillo por fraude. Eso, como es lógico, no hay cuerpo humano que lo aguante. ¿Quién será el culpable de tanto atropello?
 

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