Rajoy y los monaguillos
del PP han roto definitivamente el cerdito/hucha de las pensiones. Se ha
quedado en nada. Más allá de la metáfora, se trata de una dilapidación sin
miramientos del Fondo de Reserva de la Seguridad Social que ha puesto a los
jubilados al borde del precipicio. Los voceros del PP pronto resucitarán lo de
“no nos lo podemos pagar”, mentira previa a los recortes de pensiones. Lo mismo
ha ocurrido con los parados, que están al más bajo nivel de cobertura de la
historia.
Antes de que
nos vengan con llorosos argumentarios de penurias conviene dejarlo claro: “Son
los salarios, estúpido”. Los magos
económicos del PP, con Tarjeta Black en el bolsillo, confunden el empleo con el
empleo digno, aquel que no crea angustia cuando se acerca final de mes i
permite algunos proyectos de futuro. Con su Reforma Laboral, Rajoy ha condenado
las clases medias y trabajadoras a salarios de miseria.
El ciclo es
muy sencillo: esa reforma laboral permite salarios más que bajos y precarios. Obviamente,
baja el consumo interno y, por tanto, las empresas cotizan menos a la Seguridad Social. Los beneficios bajan y, en consecuencia, los ingresos
de las arcas públicas y los fondos para pagar a pensionistas y parados se
resienten. Así de simple. Con salarios recortados y empleos de cuerda floja no
habrá recuperación económica real. Hasta que eso no se corrija viviremos con demasiadas
economías familiares prendidas por alfileres, que se irán al garete a la menor
brisa.
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