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miércoles, 23 de noviembre de 2016

¿Un minuto de silencio?

Vaya por delante mi respeto a familiares y allegados de Rita Barberá, cuya muerte siento como la de cualquier otra persona que no conozco porque todo fallecimiento es un fracaso de la vida. Al margen de ello, es curiosa la polémica sobre reconocimientos institucionales a persones fallecidas y cuya honorabilidad ha sido puesta en entredicho.

El rifirrafe en el Congreso por la negativa de Podemos a participar en un minuto de silencio tiene su enjundia. A mi entender, solo debe producirse este tipo de homenajes colectivos si hay unanimidad. De lo contrario parece mejor dejar al ámbito privado todo tipo de expresión de dolor por la muerte de una persona que a su vez es personaje público. 

Personalmente, y respetando otras opiniones en ese campo tan cenagoso - me chirría que se rinda el mismo tipo de homenaje a una víctima de la violencia doméstica que a Rita Barberá quien en política representó el populismo marrullero en un entorno generalizado de zafiedad (el "caloret…") y la corrupción. Y que nadie me argumente que ganó elecciones durante más de dos décadas porque, muy a mi pesar, me veré obligado a refrescarle que el ascenso de Hitler al poder se produjo por un mayoritario apoyo democrático.

La pregunta es: ¿Lava la muerte el pecado de la misma forma que el PP cree que una victoria electoral redime la corrupción? La respuesta es NO. Y es NO incluso si se sigue el precepto de la doctrina católica, tan cercano a una gran parte de la derecha española. Mueres en pecado mortal y te vas derecho al infierno. 


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