Todo ese cuento sobre vinos de "retrogusto de mirtillas", "compuestos ácidos que avanzan la armonía, "alta expresividad aromática en nariz", "recuerdos de regaliz y frutos de la huerta"... es eso, cuento, al menos para una gran mayoría de los que dicen entender y no saben distinguir un vinote de tetra con un Richebourg Grand Cru de 1985 (13.700 € la botella) si no ven el precio anteriormente.
En realidad es el signo de los tiempos: opinan más quienes menos saben. Basta repasar los tertulianos de radio y TV o los artículos de opinión de los periódicos. Luego nos quejamos de que el grueso de la población española está desinformada y carece de criterio propio y ajustado; pues ahí encontramos una de las causas en un país donde el que menos sabe se las da de sabio.
Esta es la prueba del fiscal:
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