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martes, 3 de junio de 2014

La monarquía debería desear el referéndum

Foto de  Robert Capa (1936).
Niño "miliciano" con boina de los Batallones
de Acero de la Unión de Hermanos
 Proletarios (milicia anarquista), 
1. Estratégicamente, la monarquía española debería ser la primera interesada en la convocatoria de un referéndum sobre la forma de Estado. No tengo la menor duda de que obtendría una mayoría de apoyos que legitimaría democráticamente la puesta al día de la institución con un monarca del siglo XXI. Tendría además, un formidable valor añadido.
2. Del mismo modo que la bonanza económica es la mejor anestesia de las inquietudes sociales, la crisis ha estresado a gran parte de los ciudadanos; algo así como la fatiga crónica pero en la vertiente social. Esta ciudadanía, proyectada hacia la crueldad de la incertidumbre y la desesperación en muchos casos, necesita gestos, precisa puntos de referencia, esperanzas a las que agarrarse. El referéndum, no les arreglaría nada, pero actuaría de fármaco desestresante que palia el sufrimiento. Ya se sabe: no podemos evitar las desgracias pero sí la desesperación que provocan y que empeora la circunstancia.
3. De verme obligado a apostar, lo haría a que este referéndum tendrá lugar a medio plazo. Cada día toma mayor cuerpo que las elecciones de finales de 2015 abrirán una legislatura constituyente en la que se producirá una reforma de gran calado de la Constitución para dar cabida a este y a otros ámbitos, como el territorial y el social, con el fin de apagar la mecha de la bomba. Si la generación de la Transición supo apagar la de un explosivo mucho más violento, la actual no debería tener problemas para hacerlo desde un formato de acuerdo básico, que pueda durar otros treinta años.

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