- La vergüenza ajena hacia unos compañeros insensatos y miopes que han sacado la pasta dentrífica del tubo y ahora, como no saben cómo volverla a meter, se inventan historias bochornosas.
- La rabia provocada por los insultos de ruines y rufianes de los que creen que resuelven todo con frases de Twitter y camisetas cuando no han resuelto nada en su vida.
- La cólera por la exhibición perversa, narcisista y despreciativa de los dirigentes del Partido de la Corrupción, de los Recortes Sociales y de la Desigualdad.
Efectivamente, conviene no malgastar el menor esfuerzo en furias estériles, Mucho más positivo resultará concentrar todas las energías en preparar, de forma sistemática, inteligente y fría, la recuperación de la dignidad, del Gobierno y de la auténtica estabilidad social. Y ahora, a dejarse de cabreos inútiles y a preparar la próxima batalla. El camino marcado por Pedro Sánchez parece una estrategia de éxito.
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